Educación diferenciada

La educación diferenciada como modelo de organización escolar

Desde sus inicios, Gaztelueta ha sido una escuela de educación diferenciada. Este modelo de organización escolar, minoritario pero presente en todos los países de nuestro entorno, promueve de una manera especialmente intensa la atención personalizada que el colegio quiere ofrecer a sus alumnos y a sus familias.

Avalada por numerosos estudios científicos

La educación diferenciada es una opción escolar válida y legítima, avalada por numerosos estudios científicos publicados en revistas internacionales de prestigio. Es un modelo educativo que está presente en los países de nuestro entorno, considerado por numerosos sectores como una de las posibles respuestas al fracaso escolar que padece Occidente.

Gaztelueta ha sido un colegio de educación diferenciada desde 1951, año de su fundación. Desde el comienzo, el modelo de educación diferenciada se ha mostrado eficaz para llevar a cabo la tarea educativa del centro y para dar sentido a la misión y los objetivos que justificaron su creación. Por tanto, se trata de un modelo de organización escolar que nos ha dado buenos resultados desde hace 70 años.

A continuación citamos los motivos que nos llevan a justificar la legitimidad y el mantenimiento de la opción diferenciada en nuestro centro. Nos centraremos, por tanto, en los argumentos en favor de la legitimidad de la educación diferenciada en general como opción escolar, y más concretamente, dado que Gaztelueta es una escuela de chicos, en aquellos argumentos que presentan un beneficio escolar para los chicos que estudian en centros diferenciados.

Presencia y reconocimiento internacional

La educación diferenciada es un modelo educativo presente en muchos países occidentales de una amplia tradición democrática, y es reconocido en diferentes tratados internacionales de referencia en materia educativa y por la legislación específica de diversos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Muchos países de nuestro entorno cuentan con escuelas diferenciadas de excelentes resultados y plenamente integradas en su sistema educativo: Gran Bretaña, Alemania, Islandia, Estados Unidos, Australia, Noruega, Francia, etc.

La educación diferenciada no discrimina, sino que promueve la igualdad de oportunidades

La educación diferenciada es un modelo pedagógico que, partiendo de la igualdad de chicos y chicas en derechos, deberes y dignidad, favorece la personalización en la educación. La educación personalizada es el pilar en el que se apoya el proyecto educativo de Gaztelueta.

La finalidad última de la educación diferenciada es alcanzar una igualdad de oportunidades real de los alumnos, sin limitar sus capacidades ni condicionar sus opciones de futuro. La igualdad de oportunidades se garantiza desde el momento en que los centros diferenciados de chicos y de chicas comparten el mismo currículum y condiciones de aprendizaje de calidad comparable. De hecho, la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la Enseñanza (14.12.1960) de la UNESCO, también ratificada por España, advierte: “En el caso de que el Estado las admita, las situaciones siguientes no serán consideradas como constitutivas de discriminación en el sentido del artículo 1 de la presente Convención: La creación o el mantenimiento de sistemas o establecimientos de enseñanza separados para los alumnos de sexo masculino y para los de sexo femenino, siempre que esos sistemas o establecimientos ofrezcan facilidades equivalentes de acceso a la enseñanza, dispongan de un personal docente igualmente calificado, así como de locales escolares y de un equipo de igual calidad y permitan seguir los mismos programas de estudio o programas equivalentes.”

Mejora el clima escolar

La educación diferenciada tiene el potencial de crear un clima escolar propicio al aprendizaje. La investigación en educación y género lleva décadas denunciando que los chicos presentan una relación más desafiante con las prácticas escolares (Herr, 2004, p. 531). La educación diferenciada proporciona un anclaje más intenso de los chicos hacia la cultura escolar, desafiando el absentismo, aumentando el rendimiento escolar y provocando una mejora actitudinal (Dunkel citado en Caplice, 1994). Crea un espacio de convivencia adecuado para el autoconocimiento, que facilita explorar con serenidad las fortalezas propias y relacionarse con los ámbitos académicos de una manera menos convencional, conduciendo a todo el alumnado hacia un autoconcepto positivo. Sullivan (2009) destaca que la educación diferenciada promueve una mejora del autoconcepto académico. Datnow, Hubbard y Woody (2001) afirman que entornos diferenciados posibilitan a los profesores mantener conversaciones más profundas y específicas sobre temas formativos vinculados con la vida o los principios morales. El argumento que presentan es que, en un entorno mixto, el alumnado tiende a mostrarse menos dispuesto a hablar de temas incómodos por la presencia del otro sexo. En entornos diferenciados, según estos autores, el profesorado tiende a dedicar parte de las clases a tratar temas que son susceptibles de afectar a un sexo en concreto, aprovechando la ausencia del otro sexo.

Desafía los estereotipos

Este modelo pedagógico se muestra efectivo para minimizar estereotipos, aumenta la libertad personal en el momento de asumir roles considerados propios de otro sexo y rebaja la presión en la elección de opciones tradicionalmente asignadas a un sexo determinado. En entornos diferenciados, los chicos se prestan de manera más desinhibida a explorar territorios curriculares y propuestas formativas relacionadas con la expresión de las emociones y la vertiente artística en general (Vail, 2002, p. 36). En Gaztelueta tenemos experiencia de este punto de la investigación con el entusiasmo participativo que desencadena la actividad anual del Musical de Navidad del colegio. Un gran número de estudios exploran la construcción que hace el alumnado de la masculinidad y de la feminidad dentro del entorno escolar. Determinados ámbitos curriculares, como por ejemplo las matemáticas y la física, tienen una carga de género claramente “masculina”, y las chicas las pueden vivir con una tensión añadida en el momento de elegirlas como asignaturas optativas o de sacar buenas notas (Mendick, 2005). La educación diferenciada tiene el poder de desafiar la carga de género que rodea determinados ámbitos curriculares, creando nuevas oportunidades para ambos sexos. Durut Bellat (2010) explica que en el seno de la mixticidad, las adolescentes afirman su feminidad incluso en el aula de ciencias. La capacidad de desafiar estereotipos de género de la educación diferenciada, relacionada, en el caso de las chicas, con el aumento de la autoestima académica, se ve corroborada desde la psicología social. Lorenzo-Cioldi (1988) demuestra que las chicas tienden a infravalorarse en ámbitos considerados masculinos cuando se encuentran en presencia de chicos, y en cambio aumentan su auto-atribución en la competencia cuando se encuentran en un entorno de un solo sexo.

Eficacia con las minorías y los alumnos desfavorecidos

La investigación sobre los beneficios de la educación diferenciada de chicos subraya los beneficios formativos que el entorno diferenciado ofrece a las minorías desfavorecidas. El gran investigador en educación diferenciada Cornelius Riordan, profesor de la Universidad de Providence, afirma que en escuelas diferenciadas, el rendimiento de los alumnos desfavorecidos provenientes de minorías era notablemente superior al de las escuelas mixtas (citado en Vail, 2002, p. 36).

Amplía las opciones profesionales

El entorno diferenciado proporciona más libertad de elección en las salidas profesionales que desvían por razón de género. Un buen ejemplo es el acceso de chicas a carreras del ámbito científico y tecnológico (habitualmente más elegido por chicos) o de chicos que optan por la educación o el ámbito humanístico (con más presencia femenina). Salomone (2002) señala que en los centros diferenciados, si tienen la posibilidad de escoger, los chicos optan por una mayor variedad de asignaturas, como los idiomas extranjeros, la música y el arte, y las chicas optan en mayor grado por la informática y la tecnología.

Éxito académico

Younger y Warrington (2006) descubrieron que la educación diferenciada podía aumentar los resultados académicos de chicos y chicas siempre y cuando se tratasen las cuestiones de género en el seno de la institución diferenciada. La educación diferenciada permite ajustar la docencia a las debilidades de género asociadas a la masculinidad o la feminidad. La investigación apunta a que desde las primeras edades de escolarización, las chicas superan a los chicos en lectoescritura, adoptan actitudes más positivas hacia las actividades escolares, y un comportamiento más sociable. Zill, Collins, West y Hausken (1995) afirman que los chicos son susceptibles de sufrir el doble de problemas que las chicas y tienden más tendencia a presentar problemas de comportamiento.

Validación científica

La investigación científica ha validado la eficacia del modelo, muestra buenos resultados contrastados y aporta al debate datos que permiten confirmar su vigencia y que es una opción válida si se desarrolla de la forma correcta. Una buena síntesis de toda la investigación en educación diferenciada la encontramos en la publicación Single-sex Schools: a place to learn de Riordan.

Bibliografía citada

Caplice, K. (1994). The case for public single-sex education. Harvard Journal of Law & Public Policy, 18(1), 227-291.
Datnow, A., Hubbard, L., & Woody, E. (2001). Is single gender schooling viable in the public sector? Lessons from California’s pilot program. Toronto, Ontario: Institute for Studies in Education.
Duru-Bellat, M. (2010). Ce que la mixité fait aux élèves. Revue de l’OFCE. Juliol 2010.
Herr, K., & Arms, E. (2004). Accountability and single-sex schooling: A collision of reform agendas. American Educational Research Journal, 41(3), 527-555.
Lorenzo-Cioldi, F. (1988) Individus dominants et groupes dominés. Images masculines et féminines. Grenoble: PUG.
Mendick, H. 2005. A beautiful myth? The gendering of being/doing “good at maths”. Gender and Education 17:203-219.
Riordan, Cornelius, Single-sex Schools: a place to learn, Maryland: Rowman & Littlefield, 2015.
Salomone, R. C. (2002). The legality of single-sex education in the United States: Sometimes «equal» means «different». A. Datnow & L. Hubbard (Eds.),
Gender in policy and practice: Perspectives on single-sex and coeducational schooling (pp. 47-72). Nova York: Routledge and Falmer.
Sullivan, A. 2009. Academic self-concept, gender and single-sex schooling. British educational research journal 35:259-288.
Vail, K. (2002). Same-sex schools may still get a chance. Education Digest, 68(4), 32-38.
Younger, M. R., & M. Warrington. 2006. Would Harry and Hermione have done better in single-sex classes? American Educational Research Journal 43:579-620.
Zill, N., Collins, M., West, J., & Hausken, E. G. (1995). Approaching kindergarten: A look at preschoolers in the United States. Washington, DC: U.S. Department of Education, National Center for Education Statistics.